jueves, junio 21, 2012

Cartas de un vieajero: 16ª Carta.


Cuando salí en mi viaje era un niño, ahora soy un abuelo. Calmadas arañas, caminan en la obsoleta figura del alma.
Las jóvenes tortugas, son ahora viejas compañeras.
Un anciano lleno de aventuras, he vivido muchas.
Pero ¿Cómo he vivido? ¿Para qué he vivido?
Para el viaje. En el viaje. Para guiar a otros en sus pasos. A los hijos, nietos, extraños. Todo quien pregunte. No hay otro motivo. Para el viaje. Y quien diga lo contrario, miente.
Todos hemos escogido caminos. Unos más altos, otros bajos. Senderos fáciles, montañas empinadas. Todo para el camino.
Más preguntas son innecesarias, fugaces torturas, en un camino largo y empedrado. Doloroso.
No quiero hacer justicia. La justicia no existe. Solo existe el camino, y cada paso que damos en él.



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