Crucé entre los
trabajadores exiliados, como un fantasma. Vi su simpatía, pero también su pena.
Trabajan sabiendo que, cuando el sol se ponga, y no permita que pueda seguir
con mi camino, ellos no tendrán la calidez del hogar.
Ante mí, un
monstruoso ser, con brazos de hierro, movido por fuego y veneno, trabaja junto
a ellos. “Hidráulico” dijo uno, que vivazmente presintió mi espectral esencia.
Criaturas
“Hidráulicas”, con corazón de hombre, trabajan codo a codo con los exiliados,
los aventureros, y los que no tuvieron más oportunidades, que ser trabajador.
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