La última carta,
se la dedico a los viajeros. Al próximo que se atreva a recorrer la tierra.
A aquel, o
aquella, que se atreva a dar el primer paso de un viaje que dura toda la vida.
Tu puedes ser un
viajero, sin siquiera moverte, puedes divagar en el mundo de las ideas, donde
estarás caminando solitario por los rincones de lo pensado.
Pero puedes salir
también, a ver lo que yo he visto. Saludar a la gente del frio, descansar en la
urbe, comer los frutos de los vivo, y acompañar al sol en su viaje diario.
Puedes ser un
extravagante viajero gigante, para saludar a todo el mundo, y ser reconocido. O
puedes recorrer los centímetros, y ser diminuto como una hormiga.
Te saludo
viajero, y te doy mis buenas bienaventuranza, porque el camino no es fácil, no
es corto, no es delicado, a menos que ames al camino, y no solo tu destino.
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