Hoy pasé por un
puente. Vi mi reflejo saludar a los viajeros. Me detuve en el paso que une a
dos mundos, y salté.
La muerte vestida
de plumas rondó nuestras cabezas. Su elegancia y frialdad nos maravilló.
Pasé por al lado
de la lujuria, del amor pasajero, del placer de allegado.
Sentí el calor y
aroma de lo podrido, victimas del camino, ignorado por los caminantes.
Hoy pasé por un
puente. Un puente firme. Un lapsus entre esta vida y otra.
Vi cosas que
jamás había visto. Vi recuerdos, vi arrugas, vi felicidad envejeciente.
Vi al camino,
hecho presente, el destino, hecho ahora.
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