He viajado por el
vacío, el silencio y el olvido. Surcado sus valles y bebido de sus ríos.
He caminado en
agonía, lo he hecho también por el humo.
He hablado con la
muerte, y he reído con su frío humor.
He sido ignorado
al pasar y la brisa ha congelado mis huesos.
Los días han sido
buenos y malos, pero nunca olvidaré cuando crucé el silencio.
Nada. Ni las
campanas, ni las aves. Nada.
Solo el eco de
mis pasos, que retumban hasta el infinito.
He visto el karma
de los hombres. He visto a monstruos caminar entre nosotros, y santos
encerrados.
He sentido mi
cuerpo entumecerse por el frío… por eso he de caminar, para que los músculos no
se tornen cristal.
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