viernes, septiembre 25, 2009

Conversaciones 5 - Carta para el Extranjero de Camus.-

Carta al Extranjero:

Estimado señor Meursaulh, esperando que esta carta llegue antes del día de su decapitación, le escribo para tratar de comprender mejor su indiferencia con el mundo. Supe lo de su episodio con el capellán, y lo interpreto como el único momento en la vida en el que, valga la redundancia, ha estado vivo. Vivir, en este sentido, es defender lo que uno cree que es importante. Lo que, de una u otra manera, nos ha costado trabajo obtener y que uno encuentra que es verdadero. Siguiendo esa lógica (casi fascista) en ningún momento de su vida (hasta el incidente con el cura) ha defendido nada. Todo llega a usted por el arte de la casuística, por lo que ningún aspecto de su personalidad, que es más bien reservada, y poco comunicativa, es realmente suyo. Esta es la realidad que afecta a muchos jóvenes, o adultos, que han sido criados en familias de un ingreso, medianamente aceptable, donde los padre llenan de posibilidades y no permiten que sus hijos se esfuercen en lo más mínimo para obtener algo. Sinceramente señor Meursaulh, usted es un verdadero extranjero en su propia vida. La muerte de su madre, el amor que Maria siente por usted y el haber matado a ese árabe no representan ningún tipo de sobresalto emocional en usted puesto que no se han dado por situaciones del capricho destino, y que en ningún momento la vida humana, el amor y la piedad han significado algo para usted. Según el abogado litigante, usted es un hombre con corazón de criminal, pero la verdad es que no es culpa suya, usted no tiene control de lo que pasa en su cabeza. El mundo ha conspirado para que usted no tenga esa “humanidad”, o esa “custodia moral” alrededor de su corazón. Qué pena me da señor Extranjero, qué pena me da que usted no sea una personas empoderada, y que el camino que le ha tocado recorrer en la vida, le hayan llevado a presionar ese gatillo tres veces más de las necesarias. El sol, esa era su defensa, el sol hizo que sus sienes se calentaran y que no pensara con claridad, al igual que es el funeral de su madre. Pero no es más que otro síntoma de su falta de control sobre si mismo, ya que le da poder a un hecho que sucede cada día de la vida.
Para serle franco, yo tampoco tengo mucho control sobre lo que hago y dejo de hacer, por lo que he decidido seguir algunas de las enseñanzas del Tao. Quiero decir, de la “no acción”. Pero hay que tener cuidado con estos postulados, puesto que mientras menos afectamos el orden de las cosas que pasan a nuestro alrededor, más control sobre las cosas que hace se está aplicando, y por lo tanto, del esfuerzo y de lo que REALMENTE uno quiere hacer, hay que alimentar nuestras almas.


Pd: Señor Meursaulh, si yo hubiera estado en su situación, hubiera llorado en el funeral de mi propia madre.-









(Para mayor información, leer "El Extranjero" de Albert Camus)

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